5 soluciones acristaladas para conectar la cocina con el salón y el comedor
Lo de las cocinas abiertas está muy bien, pero no gustan a todo el mundo. Mantenerla independiente pero, a la vez, conectada con el salón y el comedor es posible gracias a soluciones acristaladas. Desde puertas hasta muros separadores, pasando por opciones a medida, abren un abanico de ideas muy prácticas que cumplen ambos objetivos.
La pandemia marcó ‘un antes y un después’ en muchas cosas y en el ámbito del interiorismo, también. Un claro ejemplo fueron las numerosas reformas que se llevaron a cabo posteriormente al confinamiento, sobre todo, con la demanda de espacios más amplios, conectados y multifuncionales. Las cocinas fueron, posiblemente, la estancia de la casa más solicitada en este sentido, con un incremento considerable de peticiones de cocinas abiertas, sin separaciones y compartiendo el mismo espacio diáfano con la zona de día, en un único ambiente.
Es verdad que las cocinas abiertas siempre las hemos relacionado con una tendencia americana que ahora ya es muy habitual en Europa, como se demuestra en la infinidad de proyectos con estas características, de un tiempo a esta parte. Pero también es verdad que en España, tradicionalmente, la cocina se ha planteado como una estancia independiente, una costumbre que, aunque ahora está cambiando mucho, sigue teniendo sus adeptos que continúan resistiéndose a verla completamente abierta al salón y al comedor.
Es a raíz de estos casos que surge una tercera opción, con el cristal como protagonista. Consiste en que la cocina mantenga su espacio propio, separado de la zona social, pero al mismo tiempo conectado gracias a las diferentes soluciones acristaladas que ofrecemos. De esta forma se percibe como un espacio abierto visualmente, pero, a la vez, perfectamente diferenciado. A continuación te damos varias ideas que pueden inspirarte, si eres de las que prefiere esta tercera opción pero no sabes cómo plantearla.
Cocina independiente con puerta corredera de cristal
La idea más sencilla, para las que se resisten a sacrificar la cocina independiente pero les gustaría tener cierta conexión, es que la puerta que se abre al salón-comedor sea de cristal. Lo más recomendable, siempre, es que sea corredera, para ganar superficie. A partir de ahí, puede ser una hoja completamente de cristal (importante poner algún distintivo para evitar golpes imprevistos) o combinarla con madera, ya sea blanca (como la encimera) o del mismo acabado que los muebles.
Cocina con ventana al salón
Otra idea que también tiene su tradición pero que resulta sumamente práctica es que la pared separadora entre la cocina y el salón-comedor, tenga una ventana tipo pasa-platos. Es como un primer paso para cumplir ese deseo de tener ambos ambientes conectados, pero simplemente cerrándola, la cocina vuelve a recuperar su carácter independiente. Las opciones para este cerramiento pueden ser muchas en cuanto a sus acabados y sistema de apertura.
En cocinas pequeñas, separador acristalado en L
En viviendas de pequeñas dimensiones, parece que la opción de la cocina abierta se plantea como la más recomendable para optimizar los metros cuadrados. Si es tu caso, pero igualmente sigues opinando que te gustaría que la cocina mantuviera su propio espacio, este tipo de separador acristalado es una gran idea. El diseño en L permite ganar profundidad para colocar parte del equipamiento de la cocina y el lateral, sirve de apoyo para la mesa del comedor o del office con su lámpara colgante.
Un separador de cristal con sendos offices, a lado y lado
También puede pasar, yendo al otro extremo, es decir, que tengamos una zona de día grande donde queramos que la cocina esté conectada, sí, pero al mismo tiempo, separada. El planteamiento sería el mismo que el anterior ejemplo, optar por un muro separador con la parte superior acristalada pero, al contar con más metros cuadrados, la distribución permite más juego a lado y lado del acristalamiento, con sendas propuestas de office: una más confortable de comedor al uso, y otra de barra informal junto a su práctico mueble desayunador.
Una gran pared de cristal con vistas
Cuando lo único que separa la cocina del salón es una pared y quieres una fórmula intermedia de cocina semi-abierta pero independiente, la mejor idea es optar por una gran cristalera en la parte superior que permite completamente la visión entre ambos espacios. La parte inferior mantiene el muro de obra que facilita, por el lado de la cocina, la creación de una barra de madera con vistas, y por el lado del salón, la ubicación del mueble del televisor.
Como ves, las opciones acristaladas para conectar tu cocina con el salón son muy variadas, dependiendo del tamaño, de su distribución (con isla o sin ella) y de las necesidades que tengas. Lo importante es que puedas seguir manteniendo la cocina independizada, si así lo deseas, pero al mismo tiempo, facilitas la conexión visual y el paso de la luz.